20 de marzo de 2007

Las aceitunas mutantes...

En vista de que no hay manera de parar de escribir en este blog, uf! esta saturado si, (Ire no escribas tanto que te dejarás los dedos :P) pues ahí va otra historieta de las nuestras para que quede aquí, en este blog que tanto nos unió en su día (más que nada porque tardamos 4 horas en decidir como lo haríamos) ahí va una de nuestras favoritas:

Esta historia, como tantas otras que nos han ocurrido estando juntas, tiene tanto de absurdo como de paranormal. Visto desde el punto de vista de quien lo lea, es una cosa subrealista, visto desde nuestro punto de vista, es decir, de las dos chifladas que vivimos la situación, es algo borroso, porque siempre que lo recordamos terminamos llorando de la risa.
Nos situamos hace unos años, como tantas otras veces, Ire y yo teníamos mucho que hacer en nuestros duros días de trabajo... es decir, hacer tiempo a que aquellos a los que hubo un tiempo en que llamamos novios saliesen de trabajar mientras nosotras no hacíamos nada (es que somos la leche!)
Después de un paseo fisgando por las tiendas de Santa Cruz de Tenerife (esto, aunque no lo recuerdo bien, lo supongo porque era nuestro deporte diario) se nos ocurrió entrar en una pequeña cafetería que parecía tranquila y donde se suponía que podiamos pasar un buen rato tomando algo y hablando (hablar, nuestro segundo deporte favorito). Total que entramos, el sitio casi vacío, nos sentamos en una mesa y aparece la protagonista indiscutible, LA CAMARERA!!! Nos pregunta que vamos a tomar y para variar pedimos un par de refrescos, entonces Ire tuvo la genial idea de añadir: "Nos podrías traer unas aceitunas también?" y nuestra protagonista estelar nos contestó:"Sí, un momento a ver si tengo en el bolso" Ni que decir tiene que Ire y yo nos quedamos con la cara desencajada y los ojos a punto de salirse de las órbitas. Mientras la buena señora iba a por nuestra bebida, no sabíamos donde meternos y yo que siempre encuentro alguna razon estúpida para todo, también lo hice en esta ocasión, y le dije a Ire "A lo mejor es que ha comprado por el camino y las tiene en el bolso" (sí, es ridículo y me avergüenza contarlo, pero es lo que se me ocurrió). Como no resultaba convincente, me acerqué a la barra y le dije a la mujer que si nos había entendido bien, que queríamos aceitunas, y ella me respondió que sí, que en seguida nos las traía.
A estas alturas Ire y yo ya no sabíamos que esperar, teníamos por dentro un sentimiento que nos hacía pensar que aquello no era normal... y claro que no lo fue. Tenian que haber grabado nuestra cara cuando la señora apareció con ¡una aspirina! en la mano y se la dio a Ire. Ya no sabíamos si reir, si llorar, si salir corriendo o cortarnos las venas, y que hicimos? pues otro absurdo, se me ocurrió decirle a Ire que hiciese como que se la tomaba y la dejase en el cenicero, ya que la mujer se había pegado como 20 minutos buscando la aceituna con ácido acetíl salicílico, y debió ser una idea de lo más tonta, porque increiblemente, mi adorada amiga, cogió la aspirina, hizo como si se la metiese en la boca, y disimuladamente la dejo en el cenicero, cenicero que la mujer recogería después y vería allí la pobre aspirina, que tanto le costo encontrar y que tan insistentemente le habíamos pedido (al menos en su cabeza habría sido así).
Después de la gran actuación teatrera de Ire, pagamos, salimos a la calle, soltamos la carcajada que llevabamos reteniendo tanto tiempo y decidimos que jamás volveríamos a aquel sitio.

Noe.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Perriiii! has escrito! wow! xDDD
ains! q tiempos! xD q gilipollez reconcentrada en un solo sitio y epoca! como coño pudimos soportarlo??? asi estamos ahora... medio transtornadas.. xDDD
y no deje la aspirina en el cenicero cerdita!!
por cierto! va a ser tu cumpleeeee! wiiiiiiiii viejiiiiiiiiiiiii :P
Besitos chuuuurriiiii!!!